miércoles, 10 de marzo de 2010

A Jaime Vera

La verdad es que a uno le da pereza hablar de ese infame personajillo que se hace llamar alcalde de Salamanca y que cada cuatro años revalida su puesto como primer edil de esta ciudad con el apoyo de gran parte de los charritos. Da pereza por lo inútil y estéril que puede resultar cualquier crítica hacia un tipo que hace tiempo que olvidó la palabra democracia mientras hace y deshace a su antojo a sabiendas de que su poltrona no peligra pues hasta una mesa camilla alcanzaría la alcaldía en un lugar en el que se votan siglas y partidos y no personas, proyectos o ideas.
Este señor que no me da la gana nombrar, se comporta de manera despótica, se dirige a sus ciudadanos en un tono chulesco (puede hacerlo pues siempre habrá quien le ría las gracias, agache la cabeza y trague), y toma decisiones de manera arbitraria sin que sepamos aún en qué extraños criterios se basa. Es como el Benji de El Ruido y la Furia, guiado por instintos primarios, viviendo en una realidad paralela e incapaz de ser consciente de sus propios berreos.

El otro día desperté y Benji seguía ahí, guiando los designios de mi ciudad cual torpe dinosaurio ciclotímico. Tocaba aguantar la enésima gilipollez:


El Señor de la Imagen se llamaba Jaime Vera. Aunque hasta ahora muchos no lo supieran (supiéramos), nació en nuestra ciudad aunque muy joven marchó a Madrid (la historia me suena) Allí se convirtió en un ilustre médico, precursor de la psiquiatría moderna en España, defensor del trato humano a los enfermos, entre ellos a los disminuidos psíquicos que pasaron a tener otra consideración en gran medida gracias a él (¿Lo ves? El nunca lo haría, Benji). Jaime Vera se encargó también de escribir la sección médica del Diccionario Enciclopédico Hispanoamericano (ahí es nada) Un gran estudioso, filósofo y escritor. Una mente priviliegiada capaz de hablar un latín fluido sin despeinarse.

Ah! También fundó junto a Pablo Iglesias el Partido Socialista en España y este útlimo detalle parece que ha sido lo que ha revuelto las entrañas de nuestro Benji, que ha decidido de manera unilateral borrar del callejero de Salamanca a Jaime Vera como el que se quita una camiseta. No busquéis motivos racionales que justifiquen algo que no vaya más allá de una ventolera, porque no los encontraréis. No se trata de un problema urbanístico, de duplicidad de nombres, de fisonomía de calles, de "afrentas de malvados Catalanes" o de "Leyes de Memoria Histórica" Sencillamente le ha salido de los huevos.

A mí también me sale de ahí poneros esta canción. Con todo mi cariño:


5 comentarios:

  1. Recuerdo que cuando empecé a leer El Ruido y la Furia me entraron ganas de dejarlo por el subnormal de Benji, siempre me ha dado pereza entenderlo y luego me dió mucha rabia como personaje. Aplaudo la ocurrente analogía(a parte que ha sido un puntazo y mis risas me he echado)y también me gustaría saber qué criterio se sigue a la hora de nombrar una calle así o asao. Me pregunto si va por ciclos lunares o menstruales o a saber...

    Un saludo

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  2. Que pena da el que pase a la Historia de una tan excelente ciudad este personaje tan infame.

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  3. Es un mas de nuestro entrañable e ilustre sr alcalde salamanca. Esto ademas demuestra la falta de oposicion en el ayuntamiento de salamanca, se ve que ya han dado por perdida la alcaldia y prefieron sentarse y mirar.

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  4. Muy bien escrito, muy cierto y muy sentido. Una de las mejores cosas que he leído en este blog y eso que roza el off- topic... Felicidades.

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  5. Pues yo, siendo vecin@ de esa calle desde que nací me parece fatal que cambien el nombre de mi calle, de mi casa, de toda mi vida.....
    ¿No se puede hacer algo para evitar que ese tonto las trece siga haciendo lo que le sale de la punta de....?
    Porque vaya nombrecito el que quieren poner... Calle Industria, como se llamaba antiguamente.

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