Los kilómetros de carril-bici en Salamanca crecen, despacio, pero crecen, sin sentido, pero crecen, sin planificación, pero crecen, saltándose a la torera las directrices del Plan General de Ordenación Urbana, pero crecen y lo que es más grave: Sin mantenimiento alguno, pero crecen.
Recientemente se ha aprobado la construcción de nuevos tramos, algunos de ellos en lugares en los que la bici no tenía ningún problema de convivencia con el resto de tráficos (ya me dirás tú qué necesidad hay de construir un carril que segregue el tráfico de bicicletas en el Parque de los Jesuítas. Hacedlo en Carmelitas o Avenida de Mirat ¡narices! que ahí es donde hay problemas de seguridad para el ciclista y los peatones y no en mitad de un parque) Pero bueno, está claro que de donde no hay no se puede sacar y en esta ciudad haber, lo que se dice haber, salvo intereses personales, envidias, mamoneos, chanchullos, mentiras y ganas de llevárselo crudo, hay poco.
Las fotos que véis corresponden al tramo de carril-bici que discurre paralelo al río entre el Puente Romano y el de Sánchez Fabrés. Resulta VERGONZOSO y PENOSO ver la manera de hacer del Ayuntamiento de nuestra ciudad: Construye el carril y una vez hecho deja que se pudra.
Esta mañana he aprovechado para dar un paseo y esto ha sido lo que me he encontrado: Un carril-bici sepultado por la maleza, la basura y los cardos. En la primera foto podéis ver ya algún tramo levantado y en la segunda se aprecia cómo hay zonas en las que prácticamente desaparece el camino.
A lo largo de este tramo se plantó una hilera de arbolitos. ABSOLUTAMENTE TODOS están secos. En la imagen podéis ver uno de ellos: Totalmente negro, quemado y con la misma altura que muchos de los cardos que lo rodean, cardos cuya altura supera los dos metros con facilidad.
En Salamanca se respira dejadez y lo más grave es que parece que a muchos salmantinos les importa un pimiento que su ciudad siga hecha unos zorros y a la cola en muchos aspectos que determinan la calidad de vida de un lugar. Tenemos un casco histórico precioso, realmente bonito, pero una periferia que sigue presentando imágenes vergonzosas y prácticamente desterradas en la mayoría de las ciudades españolas. En pocos sitios los ciudadanos permitirían que la ribera de su río permaneciese un estado tan lamentable.
Pero no os preocupéis charritos, que nuestro alcalde defiende los papeles del archivo y seguro que en algún pleno municipal se votará o ya se habrá votado en contra del Estatuto de Cataluña, algo básico para que los jóvenes de esta ciudad encuentren trabajo y los mayores disfruten de un lugar con una alta calidad de vida.
Nos engañan como a tontos...