Si a todo esto le sumas una total y absoluta dejadez por parte de un gobierno local, apoltronado y con el apoyo incondicional y ciego de gran parte de la ciudadanía, el cóctel que se forma es explosivo.
Es muy triste, pero tal vez alguien debería plantearse que ese tipo de banco quizá no es el más apropiado. Lo serían si todos los ciudadanos fuésemos seres civilizados en lugar de animalitos.
Lo del cóctel explosivo lo digo por cosas como estas. Basura amontonada rebosando de unos contenedores nuevos que nos han vendido como la octava maravilla del mundo, la parada del bus urbano inutilizada con contendores mugrientos y porquería frente a la marquesina, pintadas sin limpiar en las entradas y salidas del aparcamiento, un cesped que lleva sin podarse desde el día en el que se plantó y que se ha convertido en la selva amazónica... Una maravilla.
Cóctel explosivo porque a todo esto se suma el "civismo" de otros salmantinos que si bien no llegan a destrozar el mobiliario urbano, utilizan las jardineras como papeleras en las que tirar su mierda, sacan los sacos de escombros y los dejan en las aceras, vacían el cenicero de su coche en plena calzada, plantan el colchón viejo en la calle...
Y cierro con lo primero que me encontré al salir de los Van Dyck. Esta es la gran revolución en lo que a recogida de residuos sólidos urbanos se nos ha vendido en Salamanca. Hemos pasado de tener unos contenedores mugrientos, rotos, pintados, cutres, hediondos... a unos chachiguays con el triple de capacidad, que se abren con un pedal pero que son a todas luces escasos. Al menos antes la basura orgánica no reposaba sobre las aceras como en este caso de Torres Villarroel, y eso que antes los salmantinos pagábamos 17 euros menos al año por la recogida de basuras.
Y cierro con lo primero que me encontré al salir de los Van Dyck. Esta es la gran revolución en lo que a recogida de residuos sólidos urbanos se nos ha vendido en Salamanca. Hemos pasado de tener unos contenedores mugrientos, rotos, pintados, cutres, hediondos... a unos chachiguays con el triple de capacidad, que se abren con un pedal pero que son a todas luces escasos. Al menos antes la basura orgánica no reposaba sobre las aceras como en este caso de Torres Villarroel, y eso que antes los salmantinos pagábamos 17 euros menos al año por la recogida de basuras.
De todas maneras, de todos es sabido que en esta ciudad la empresa concesionaria de las basuras puede hacer lo que le venga en gana: siempre saldrá ganadora cada vez que salga a concurso la gestión municipal de residuos. Ya se encargarán de vendernos alguna "revolución" que cambiará Salamanca.
Pd: Recuerdos a la señora de Torres Villarroel que hoy tras amontonar su mierda en la acera junto a la de sus vecinos, duerme tranquila porque sabe que el alcalde de su ciudad va a defender a capa y espada los papeles del archivo.