Como sabréis, en los próximos días comenzará la construcción de la nueva glorieta en el cruce entre las avenidas de Federico Anaya y Doña Urraca. "Una miniglorieta" (pero muy mini) intentará resolver una intersección compleja (para coches y peatones) en las que los giros a la izquierda son todo un ejercicio de habilidad y atención y en la que suponemos se incrementará el tráfico con la puesta en marcha de El Corte Inglés. En Blogsalamank hemos tenido acceso a uno de los planos de esta nueva infraestructura y se nos han encendido todas las alarmas. Aquí lo tenéis: Como véis, la intervención va más allá de la mera construcción de la glorieta sino que se extenderá a parte de Doña Urraca y Alfonso IX con la construcción de los nuevos apartaderos para el bus urbano. A primera vista tal vez lo que más sorprenda sea ese carril específico para los coches procedentes de Alfonso IX que pretendan acceder a Federico Anaya en sentido norte. Se les exime de entrar en la glorieta y se incorporan a la nueva vía mediante un extraño carril de aceleración con su ceda el paso incluído que se come varias plazas de aparcamiento y una pequeña franja de la acera exterior. No somos expertos en el diseño de glorietas, pero este elemento resulta cuanto menos, extraño.
Basta también un pequeño vistazo para darse cuenta de que el nuevo apartadero del bus en Doña Urraca, con unos doce metros de longitud, no cuenta con las dimensiones suficientes como para acoger los autobuses con facilidad. Es prácticamente imposible que esta muesca cumpla su función si es imposible acceder a ella sin maniobrar. Desde aquí proponemos dos alternativas:
1- Desplazar la parada unos metros adelante 2- Alargar la acera en el cruce de Doña Urraca con Santo Tomás de Villanueva construyendo la típica "oreja" que impide a los coches ocupar el paso de peatones. De esta manera el espacio destinado a la parada del bus podría alargarse un par de metros. Ahora vamos a dejar a un lado aspectos técnicos y a fin de cuentas secundarios para centrarnos en lo que realmente nos preocupa: La posible y probable desaparición INJUSTIFICADA de arbolado maduro.
Como podéis ver en el plano, no se han tomado la molestia de dibujar los alcorques y el arbolado actual. Las aceras aparecen desnudas, aunque sí se marca el pavimento y las bandas de distinto material que llevan a cada paso de peatones. También aparece dibujada la red de saneamiento con las arquetas (cuadrados dibujados con la letra A) y unidos entre sí por líneas que NO AFECTAN AL ARBOLADO ACTUAL.
Vamos a dar marcha atrás en la máquina del tiempo y retrotraernos cerca de treinta años. El cruce entre Federico Anaya y Doña Urraca es una zona periférica de la ciudad y recientemente urbanizada. Alfonso IX sigue siendo una barrizal que llega hasta El Greco en el que todavía hay casas en pie, el colegio Santa Teresa está en el lugar que hoy ocupa el edificio homónimo, Caja Duero sigue siendo la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca, el local vacío contiguo es un puesto de sandías y melones, no hay riego automático, ni pasos para peatones rebajados, ni semáforos con led y avisos acústicos para invidentes, ni contenedores para la basura, ni papeleras... Mucho sitio para aparcar y unos arbolitos recién plantados que apenas se distinguen en la imagen. Las catalpas de Federico Anaya son unos palitroques con cuatro hojas y los plátanos de sombra de Doña Urraca apenas cumplen su función. Los vecinos que se agolpan para ver la cabalgata de ferias se partirían de la risa si les hablasen de autobuses con aire acondicionado o de un Corte Inglés en su barrio.
Ya ha llovido desde entonces y este lugar presenta un aspecto bien distinto: Puede que el lugar sea más ruidoso y concurrido pero esos arbolitos después de mucho tiempo han logrado cumplir su misión conformando un manto verde continuo que contribuye a purificar un aire que sería mucho más irrespirable sin ellos, dándonos sombra mientras esperamos el bus o a cruzar el semáforo, reteniendo las partículas nocivas en suspensión, aclimatando nuestras casas y nuestras calles, protegiéndonos de la lluvia, el viento, el frío, el calor... Hoy es mucho más agradable sentarse en un banco de Federico Anaya que a principios de la década de los ochenta: Miedo y pena me da el pensar que una mañana esta zona de la ciudad vuelva a dar marcha atrás treinta años y los árboles acaben talados en el suelo ante el estupor de los vecinos y ÚNICAMENTE para facilitar la labor de una empresa constructora a la que la ciudad se la trae al pairo. Los vecinos quieren seguir aislados del humo y el ruido de los coches, quieren seguir pudiendo pasear por la calle en verano, quieren abrir la ventana y escuchar pájaros y no cláxones...
Como se puede ver y antes de que nadie os pretenda engañar: LAS REDES DE SANEAMIENTO NO SE VEN AFECTADAS POR EL ARBOLADO NI SUS RAÍCES, A LOS PLÁTANOS DE SOMBRA LES ESPERAN MUCHAS DÉCADAS DE VIDA, ESTÁN PERFECTAMENTE PODADOS Y NO SUPONEN NINGÚN PELIGRO, LAS ESPECIES SON DE MARCADO CARÁCTER URBANO Y NO SUPONEN NINGÚN PREJUICIO A LOS CIUDADANOS. TALARLOS NO TIENE JUSTIFICACIÓN Y SERÍA UNA SALVAJADA TREMENDA. Lo triste es que no nos pillaría de sorpresa visto el "cariño" que se le tienen a los árboles en algunos círculos de la ciudad, entre ellos la propia concejalía de Medio Ambiente de Salamanca. Ahora os invito a leer el artículo de opinión del señor Francisco Casanova publicado en La Gaceta el pasado domingo que ha sido colgado al principio de esta entrada del blog; no tiene desperdicio.
Que cada uno saque sus conclusiones.