¡Zorionak Gasteiz!

Hoy vamos a hablar de Vitoria, una ciudad que es todo un ejemplo en la práctica urbana y un espejo en el que ciudades como la nuestra deberían mirarse más a menudo. Una vez más esta ciudad está de enhorabuena ya que desde hace un par de semanas y después de varios años de obras ha comenzado a funcionar su tranvía.

Y todo esto viene a cuento de ese proyecto de tranvía que no sabemos si acabará fraguando en Salamanca, pero que antes de su nacimiento ya suscita la oposición de una buena parte de nuestros conciudadanos.
No voy a hablar de las bondades que tiene este medio de transporte en si y que son muchas. No quiero tampoco entrar a valorar cuestiones económicas o de alternativas de recorrido dentro de la ciudad. Lo que me gustaría hacer ver son los "efectos colaterales" que un tranvía trae consigo cuando lo ponemos a correr por una ciudad, que a mi juicio, son tan importantes o más que la propia ventaja de contar con un medio de transporte público más rápido y eficiente.

El tranvía es un elemento que vendría a poner orden en la movilidad de la ciudad y en el modo de entenderla por parte de sus habitantes, algo realmente necesario en una Salamanca que sigue considerando al vehículo privado como un elemento de libertad y óptimo a la hora de realizar desplazamientos interiores. El tranvía no sólo ocupa su sitio con autoridad dentro de la ciudad al contar con su plataforma indiviudal por la que desplazarse y al obtener por sistema preferencia frente al coche, sino que como "el primo de zumosol" viene a ayudar a sus hermanos pequeños, que no son otros que los ciclistas y peatones a los que ayuda a recuperar un espacio que les ha sido arrebatado, muchas veces con el beneplácito de unos ciudadanos que ven beneficiosa la continua ampliación del espacio reservado al coche.


La imagen inferior corresponde a la calle Angulema de Vitoria, antes de su reforma. Presenta un aspecto que consideramos habitual: dos carriles generosos para a circulación de coches, dos bandas laterales de aparcamiento y el resto, para lo que sobra.


El vídeo siguiente muestra lo que ha supuesto para esa calle la puesta en marcha del tranvía:

Tras el paso del tranvía los peatones y las bicis vuelven a ocupar la calle.

En este otro vídeo se muestra el tranvía atravesando la calle General Álava:

Es difícil explicar todo lo que supondría el tranvía para una ciudad como la nuestra. El mero hecho de ya haya gente poniendo el grito en el cielo por la más que posible desaparición de carriles y aparcamientos para el coche ya es todo un logro. Se oyen voces que afirman que el tranvía no podrá pasar por tal o cual calle porque no hay espacio físico. Lo hay siempre y cuando el coche se lo ceda y eso es lo que deberemos asimilar. Los procesos de renovación urbana que trae consigo un tranvía son lo realmente interesante: Las nuevas oportunidades que genera, la nueva manera de ver la ciudad... Eso es el tranvía y no un armatoste que va estorbando a los coches.