jueves, 31 de enero de 2013

El árbol más viejo del mundo

Cuentan que en 1945 tras la explosión de la bomba nuclear en Hiroshima, un árbol sobrevivió a las radiaciones e inexplicablemente comenzó a brotar. Aquel árbol llevaba más tiempo que cualquier otro creciendo en la superficie de nuestro planeta, tanto como para haber convivido con una atmósfera mucho más rica en oxígeno y haber desarrollado mecanismos de defensa ante la oxidación tan potenetes como para soportar la fuerte ionización de una bomba atómica capaz de aniquilar cualquier atisbo de vida que encuentra a su paso. Este árbol llamado Gingko (Gingko biloba)es un auténtico fósil viviente y por el mundo podemos encontrar algunos ejemplares milenarios dignos de admiración.


Aparte de longevo, único, resistente, especial e inclasificable, resulta que como podeís ver, es muy bonito. Este árbol adquiere unas tonalidades doradas preciosas durante el otoño y su porte y frondosidad le convierten en un firme candidato a ocupar nuestro espacio urbano.


Así se hizo en la Gran Vía de Granada tras su remodelación. Toda la calle ha quedado jalonada por dos hileras de Gingkos que con el paso de los años convertirán a esta vía en un lugar agradable, especial y diferenciado en la ciudad.

Aprovecho para comentar que este modelo de calle podría ser perfectamente extrapolable a nuestra Gran Vía o al tramo más septentrional de María Auxiliadora: Dos carriles en un sentido y un único carril-bus-bici-taxi en sentido contrario.


Al contrario que en el Paseo de la Estación de Salamanca donde de manera injustificada se retiró, en la calle Príncipe de Vergara de Madrid se introdujo una mediana arbolada y se pobló de Gingkos dando un aspecto algo más humano a una calle que soporta un volumen de tráfico considerable.

Muchas veces creo que más que el civismo o la educación, lo que nos hace apreciar el espacio urbano público es el conocimiento. No se pasea igual por la Plaza del Empresario viendo unos palitroques recién plantados o dando la bienvenida a estos gingkos únicos en nuestra ciudad. Es de agradecer que en una intervención de este tipo no nos hayan colocado los recurrentes aligustres y se haya contado con cierta sensibilidad a la hora de definir el arbolado en el proyecto, la ciudad dentro de unos años lo agradecerá. Espero que a partir de aquí ésta sea la tónica general.
 



 




Los más avispados ya sabrán que este grupo de gingkos no son los primeros que llegan a Salamanca, que ya hay un solitario árbol de esta especie creciendo en el centro de nuestra ciudad. Prefiero no deciros donde está y que seáis vosotros los que lo localicéis.

Podría criticar algunos temas menores pero creo que en líneas generales se ha acertado con la remodelación de la Plaza del Empresario y la peatonalización de Azafranal. Lo que era un espacio triangular intransitable (sí, con una fuente pero desangelado, inútil e incómodo) hoy es una plaza en toda regla, capaz de asumir las funciones de una plaza.

Una idea: Sería un lugar ideal para un puesto de SALENBICI, cercano a una parada de autobuses importante y enfilando la calle Azafranal como itinerario ciclista alternativo a la calle Toro. Ahí lo dejo. Espero vuestras opiniones y que localicéis el gingko solitario.