domingo, 11 de octubre de 2009

Toca volver...

Está visto que en nuestra ciudad arrastramos algunos problemas como si de un mal endémico se tratase. Situaciones deplorables que se mantienen en el tiempo sin visos de ser solucionadas o que se repiten cíclicamente ante la pasividad y la resignación de los ciudadanos. Tal vez la que se lleve la palma sea el estado de las riberas del Tormes a su paso por Salamanca. Mientras las instituciones (Ayuntamiento y Confederación Hidrográfica del Duero) no dejan de pasarse la pelota acusándose entre sí de no acabar con la porquería que se acumula en el cauce y las orillas del río, los salmantinos tenemos que seguir topándonos con episodios lamentables y desagradables como el que he vivido esta mañana:
Aprovechando el buen tiempo me he dado un paseo atravesando el casco histórico para llegar hasta el Parque Fluvial por la zona del Museo de Automoción. En esta zona, hace pocos años construyeron una pequeña plataforma sobre el río a modo de mirador (círculo rojo de la imagen). Un lugar muy agradable que os recomendaría visitar si no fuera por el espectáculo lamentable que ofrecemos a todo aquel que se atreve a asomarse.



Cualquier salmantino o cualquier turista que se acerque hasta nuestro río se llevará un recuerdo bastante asqueroso. Las imágenes están tomadas en un lugar céntrico y visitado así que no quiero ni imaginar lo que podremos llegar a encontrar en zonas de la ribera más alejadas del cogollo de la ciudad. La fotografía de arriba ha sido oscurecida para apreciar con claridad lo primero que se ve cuando bajamos la cabeza para observar el agua: UN CARRO DE SUPERMERCADO conviviendo con decenas de peces. No es ningún montaje. Cualquiera puede acercarse hasta allí y verlo con sus propios ojos para acto seguido acordarse de aquellos que en lugar de preocuparse por limpiar el Tormes, lo hacen por sacar rédito electoral de una lucha estéril entre instituciones que sólo afecta negativamente a los salmantinos. ¿A mí qué narices me importa quién tiene que limpiar las riberas? Yo lo que quiero es un río limpio, un cauce y unas orillas propias de una ciudad del siglo XXI en lugar de un vertedero. ¿Por qué tenemos que soportar que esta penosa situación se mantenga en el tiempo por el capricho de una gente a la que no parece importarle?



Mirando a derecha e izquierda el panorama es desolador: Botellas, latas, bolsas, envoltorios, plásticos. Desechos de todo tipo que llevan ahí meses... años, decolorándose, estancados, pudriéndose... Si a un ayuntamiento le importase realmente todo esto y realmente estuviese convencido de que no es su competencia la limpieza del río, cogería toda esta basura (carros de la compra incluidos) y los llevaría a las puertas de la Confederación Hidrográfica, pero no permitiría que sus propios ciudadanos pagasen la dejadez de otros.
Tocaba volver. ¿Qué solución podríamos dar a esto? Espero vuestras opiniones.