Exámenes y reflexiones

Los seguidores del este blog ya se habrán dado cuenta de que tanto en enero como en junio baja la actividad de manera considerable. Los exámenes no perdonan. Dejo aquí una reflexión sobre la que me gustaría que se dialogara, fruto de la impotencia que se siente al ver como en una ciudad pequeña como la nuestra ya se han producido dos atropellos de carácter mortal en lo que va de año, que son sólo cuatro semanas.

Hay DECENAS de medidas baratas y sencillas para pacificar el tráfico en una ciudad. No sé si recordáis el juego de los Lemmings, pero los conductores funcionan más o menos igual (tristemente) y no es tan complejo alcanzar entornos urbanos favorables y "democráticos" Alguien dijo (creo que fue Lanzarote) que el tráfico de esta ciudad no lo arreglaba ni Dios. Yo digo que humanizar el tráfico en Salamanca es una cuestión que no entraña tanta dificultad si hay VOLUNTAD de que así sea. El problema está en que las propias autoridades y la mayoría de los colectivos sociales siguen con esa visión compartimentada del urbanismo y bajo la influencia de esa supuesta "necesidad indefectible" de utilizar el vehículo privado para desplazarse por la ciudad que acaba justificando la mayoría de las decisiones e intervenciones urbanas. Bien; en una ciudad tiene que haber coches. Deben de tener su espacio y presencia en el tráfico y en la economía de la ciudad pero en su justa medida. Nos hemos acostumbrado a un modelo urbano dañino, disfuncional y muy alejado de las metas de sostenibilidad por las que se lleva luchando en la Europa moderna desde hace más de dos décadas. Contamos con una Salamanca de dimensiones humanas, con una estructura radioconcéntria, con una actividad económica basada en el sector servicios (cultura, comercio, hostelería, funcionariado...) una ciudad con un centro comercial y de negocios accesible peatonalmente y equidistante de la mayoría de los barrios de la ciudad, una población universitaria y mayor de 60 años considerable (grupos con un menor acceso al vehículo privado) una población con un nivel económico por lo general medio-bajo... ¿Qué nos sucede entonces? ¿Por qué ese parque de vehículos tan elevado? ¿Por qué ese tráfico interior de paso y esas densidades de tráfico tan grandes? Todos estamos muy apenados con estos sucesos y con estas muertes por atropello pero enseguida alzamos la voz cuando se proponen medidas restrictivas (menos espacios de aparcamiento, radares fijos, reducción del número de carriles, límites de velocidad más bajos, peatonalizaciones...) De repente todos "necesitan" utilizar su coche de manera irremediable, todos apuestan por seguir fomentando esa ciudad insostenible y despilfarradora y todos sienten atacados ante propuestas que ven injustas y que poco menos coartan su libertad de movimiento y ponen en juego su sustento y la economía local (véase la actitud de muchos comerciantes ante peatonalizaciones o reducciones de aparcamiento en su zona). Es entonces cuando deberíamos contar con unas autoridades valientes y preparadas en la materia, capaces de aunar esfuerzos y dar respuesta a la ciudadanía de una manera inteligente, sensata y dialogante. Sin embargo al frente de nuestras instituciones muchas veces encontramos a caciques, trepas y vividores a los que entienden la política como una forma de vida y de progreso económico y personal antes que un servicio a la sociedad. Como ejemplo, la propia ley de urbanismo de Castilla y León fija unos estándares de aparcamiento más que generosos. Nadie cuestiona nuestro modelo urbano. ¿Para qué? Las consecuencias electorales no serían las esperadas.
Como decía, hay decenas de maneras de conseguir la convivencia pacífica y segura de los distintos tráficos que discurren por Salamanca. Ejs: Aparcamientos de carácter disuasorio en los bordes del casco urbano, estrechamiento y reducción de carriles, zonas 30, trayectorias curvas, radios de giro más ajustados, pasos de peatones a la altura de las aceras o incluso áreas de espacio compartido (http://www.shared-space.org/) Decenas...
Pero bueno. A veces pienso que eso es soñar. Aquí preferimos nuestras aceras de 80 centímetros en las calles interiores de barrio por las que apenas se cruzan dos personas mientras el 80% de la sección de la calle es una plataforma continua alquitranada para tráfico y estacionamiento de vehículos, nuestras velocidades de vértigo, nuestros muertos atropellados, nuestros niñatos de la música a todo volumen, nuestras motos con el escape libre, nuestros coches aparcados sobre las aceras, nuestros aparcamientos en Los Bandos y nuestra necesidad y derecho a utilizar nuestro coche cómo, cuándo y dónde nos dé la gana, que "para eso pago mi impuesto de circulación, no?" Sociólogos, arquitectos, ingenieros, geógrafos, historiadores... tienen en sus manos convertir Salamanca en una ciudad moderna o seguir con esta pesadilla paleta y descerebrada de ostentación, gasto, contaminación atmosférica y acústica, peligro, descontrol y pasos de cebra de adorno.
A fin de cuentas eso es lo que quiere la mayoría y si aquí la mayoría las está pasando tan "putas" económicamente y cuenta con los recursos con los que cuenta, no les culpo que éste no sea un problema prioritario para ellos. Por eso cargo las tintas contra esa clase política que tantísimo daño está haciendo a la ciudad aprovechándose de esta sociedad salmantina sin preparar y tan fácilmente manipulable. Basta con extender una pancarta en el balcón del ayuntamiento de manera periódica para tener "entretenido" al personal mientras unos pocos hacen negocio sin importarles si se están cargando o no la ciudad.